PAPEL DEL CUIDADOR DE PÁRKINSON
«CADA FAMILIA ES UN MUNDO QUE HA DE ADAPTARSE A UNA NUEVA SITUACIÓN»
Autor Dr. Mikel Aguilar Barberá | Neurólogo | Unidad de Enfermedades Neurodegenerativas DOMUS-VI Bonanova Barcelona
El Parkinson debe considerarse una enfermedad de la familia, ya que implica a los familiares más cercanos y es muy posible que les condicione su futuro. La familia asume el papel de acompañamiento, soporte y cuidado de su familiar. Pero recuerda: es importante saber que el diagnóstico es clínico y debe confirmarlo un neurólogo.
LA INFORMACIÓN PARA LA FAMILIA
La información que recibe la familia debe ser clara y comprensible. Debe llegar a todos los miembros de la familia, incluidos los más pequeños. La relación entre el médico, paciente y familia debe basarse en el diálogo, la comprensión, confianza y el entendimiento. Para facilitar el seguimiento correcto del tratamiento es necesario que la familia lo supervise, asegurando:
- Listado de medicación.
- Toma de la medicación.
- Ayudas externas para la toma.
- Medicación extra por si es necesaria.
- No suspender la medicación bruscamente.
- No tomar dos dosis seguidas.
- Consultar al especialista.
Recordamos que las medidas de tratamiento no farmacológicas deben iniciarse lo antes posible y mantenerse. No se debe olvidar el ejercicio físico.
El cuidador del paciente de Parkinson
El familiar más cercano debe adaptarse según avance la enfermedad, ofreciendo su apoyo físico, intelectual, social, emocional e intelectual. Al fin y al cabo, la enfermedad se muestra desconocida, y es el paso del tiempo el que hace que se aprenda más. Los cuidadores más cercanos suelen ser las mujeres, en especial las hijas más jóvenes.
La tarea del cuidador incluye dar soporte al paciente para que pueda realizar sus actividades cotidianas en un ambiente seguro. Es importante no cuidar en exceso y evitar la sobreprotección, aunque según avanza la enfermedad es el cuidador el que lo hace casi todo.
Para evitar la sobrecarga del cuidador, es decir, que la calidad de vida disminuya, se deben atender a ciertos signos de alarma:
- Agotamiento físico.
- Irritabilidad y nerviosismo.
- Ansiedad y depresión.
- Alteraciones del sueño.
- Somatizaciones múltiples.
- Trastornos alimentarios.
- Aislamiento social.
- Consumo excesivo de bebidas excitantes.
El síndrome del cuidador quemado muestra a un cuidador en una situación grave de estrés, fatiga y claudicación. Se requiere que la persona cuidadora reciba atención médica y psicológica. Se deben poner en marcha estrategias para mejorar la situación, y así reducir la carga de trabajo.
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AUTOR
Dr. Mikel Aguilar Barberá
NEURÓLOGO
AUTORA
Marta Almería
NEUPSICÓLOGA
AUTORA
Paquita Soler
ASOCIACIÓN PARKINSON-ARA