PÁRKINSON. TRATAMIENTO DE LA ENFERMEDAD.

«ES COMPLETAMENTE NECESARIO ROMPER CON LOS TÓPICOS ACERCA DE ESTA PATOLOGÍA»

 

Eric Freire | Neurólogo | Hospital General Universitario de Elche

En el párkinson, tratamiento y diagnóstico no pueden ser la una sin la otra. Para que el neurólogo pueda diagnosticar la enfermedad de Parkinson, se requiere la presencia de síntomas y una respuesta eficiente a la levodopa. Dado que la velocidad de progresión de la enfermedad es de un 5% al año, un correcto tratamiento garantiza una esperanza de vida más larga.

No existe en la actualidad una práctica curativa ni neuroprotectora, que preserve las neuronas vulnerables para frenar o revertir la progresión de la patología. El tratamiento actual se centra en:

  • Restaurar los niveles de actividad dopaminérgica cerebral atenuando los síntomas motores y no motores.
  • Retrasar la evolución del deterioro cognitivo.
  • Salvaguardar la autonomía y potenciar el bienestar social y psicológico del paciente.

Es por lo que esta enfermedad crónica ofrece 20 años de duración media. La duración se mide a través de escalas (como la de Hoehn y Yahr). Las escalas también miden la respuesta a tratamientos farmacológicos. La evolución terapéutica divide la enfermedad en cuatro fases:

01

INICIAL

Síntomas de la enfermedad presentes, pero muchas veces los pacientes no los reconocen. La mayoría no precisan fármacos.

02

INTERMEDIA DE RESPUESTA TERAPÉUTICA EXCELENTE

El paciente responde a cualquier fármaco con respuestas de larga duración.

03

AVANZADA DE RESPUESTA TERAPÉUTICA COMPLICADA

Mejora sintomática de las alteraciones del paciente, pero determinada por su insuficiencia y movimientos involuntarios.

04

FINAL

Ausencia de respuesta o toxicidad medicamentosa a dosis subterapéuticas.

Estos estadios de la enfermedad se complementan con la idea de que el párkinson es una patología que puede aparecer a cualquier edad. Siendo la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente, afecta entre 100 y 400 casos por 100.000 habitantes. Es por esto que, en el párkinson, el tratamiento se clasifica en tres áreas, dependiendo de si requieren de tratamiento farmacológico o se ofrecen a personas con párkinson en etapa avanzada:

PÁRKINSON, TRATAMIENTO Y TIPOS

Hay que diferenciar entre tratamientos que requieren de medicación y aquellos que no.

Pocas enfermedades han tenido un desarrollo farmacológico sin respiro como el párkinson. Aunque hay unanimidad en lo fundamental y universal que es la levodopa, es necesario un tratamiento individualizado. Esto incluye otros fármacos como agonistas de la dopamina en el cerebro, amantadine, IMAO´s o ICOMT.

Este paso suele ser el primero y se inicia tan pronto como se establece el diagnóstico, sobre todo en casos de limitación funcional que repercute en la vida profesional y social del paciente. Lo que está claro es que la medicación es diferente en cada persona, debiendo ajustarse hasta encontrar la dosis perfecta. Esto se conoce como optimización de la terapia farmacológica, y se basa, por parte del neurólogo en observar de cerca las reacciones adversas y contraindicaciones que pueden afectar a cualquier enfermo de párkinson.

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Los neurólogos se pueden apoyar en otros compañeros implicados en el seguimiento de pacientes: fisioterapeutas, nutricionistas, trabajadores sociales… No todo son fármacos en el párkinson: el tratamiento de esta enfermedad va mucho más allá, ya que las terapias no farmacológicas también marcan el futuro de los síntomas.

Por mencionar algunas encontramos la psicología, fisioterapia, terapia ocupacional o endocrinología, pero hay múltiples ramas sanitarias que aportan su entusiasmo y dedicación a esta dolencia. De nuevo, el neurólogo derivará a uno u otro dependiendo de las necesidades.

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Además, si la enfermedad avanza  y progresa, y se ha realizado un ajuste del tratamiento, se pueden utilizar terapias de segunda línea, como las bombas o la cirugía. Estas soluciones implican la colaboración total entre cuidador y paciente, ya que requieren un mayor desempeño del primero.

Este tipo de terapias tienen detrás una investigación importante, dado que las complicaciones motoras, en forma de fluctuaciones y discinesias, empeoran en gran medida la calidad de vida del paciente. Cuando los ajustes farmacológicos dejan de funcionar, es hora de encontrar nuevas formas de mantener al enfermo lo más cómodo posible. Existen distintas vías: transdérmicas, subcutáneas, incluso enterales (como la infusión continua intestinal de carbidopa).

Para controlar los síntomas del párkinson, el tratamiento quirúrgico tiene una serie de requisitos: más de 5 años de evolución de la patología, respuesta a levodopa, menores de 70, sin deterioro cognitivo o trastornos psiquiátricos y sin síntomas axiales.

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párkinson, tratamiento con el neurólogo

TRATAMIENTO DE PÁRKINSON EN JÓVENES Y ANCIANOS

La enfermedad del párkinson se considera de inicio precoz cuando se presenta antes de los 50 años. Este dato, que puede parecer aislado, representa al 20% de la población afectada. En la actualidad, se estudia que el párkinson en personas más jóvenes que la media puede tener que ver en mayor medida con factores genéticos. Lógicamente, el armamento terapéutico es el mismo en todas las personas con párkinson, pero es habitual retrasar la toma de Levodopa. Para ello, se utilizan otros fármacos, evitando así discinesias y otras complicaciones. Aún así, es mejor no retrasar el inicio en exceso.

En el caso de párkinson precoz, se debe realizar apoyo psicológico y moral. También se puede realizar el estudio genético pues, si hay antecedentes familiares, es más probable portar genes ligados al párkinson.  No se deben retrasar las terapias avanzadas ni la estimulación cerebral profunda, que aseguran una mejor calidad de vida en el paciente.

La enfermedad de párkinson en el anciano suele conllevar más necesidad de ayuda y apoyo. A partir de los 65 años se duplica la posibilidad de sufrir alzheimer cada 4 años vida, y ambas patologías juntas pueden suponer un reto para la comodidad del paciente. El propio proceso de envejecimiento empeora los síntomas, tanto motores como no motores.

Los problemas psiquiátricos, como alteraciones conductuales o delirios son más frecuentes. En resumen, la ancianidad dificulta el adecuado control de los síntomas, por lo que lo más recomendable es acudir al especialista cuanto antes.

TRATAMIENTO DE PÁRKINSON EN EMBARAZADAS Y EN COMORBILIDAD

La existencia de la enfermedad en mujeres embarazadas puede existir. Al parecer, la levodopa no presenta ningún efecto teratogénico (malformaciones) durante la gestación, y la mayoría de los casos acaban en un parto satisfactorio. Algunos consejos para el paciente es la dieta sana y equilibrada, aumento de la ingesta hídrica y de la fibra, además de sesiones de fisioterapia.

En cuanto a náuseas y vómitos, el mejor consejo es seguir una dieta sana y equilibrada, ya que la medicación que se toma en estos casos suele empeorar los síntomas del párkinson. Siempre se debe explicar al paciente los posibles riesgos.

Por comorbilidad se entiende la existencia de diferentes patologías en una misma persona. Es importante recordar que múltiples fármacos utilizados de forma habitual pueden condicionar un empeoramiento de los síntomas del párkinson. Una buena opción es listar los medicamentos que se deben evitar.

Es de vital importancia el abordaje multidisciplinar, entre los que destaca la logopedia en episodios de ictus (más frecuentes si se es paciente de párkinson). El neurólogo debe realizar una anamnesis detallada, así como descartar cualquier proceso intercurrente. En el párkinson, tratamiento y neurólogo van de la mano siempre. Es el médico principal que va a determinar las pautas, terapias y medicamentos para la enfermedad.

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PÁRKINSON, TRATAMIENTO EN LA ACTUALIDAD

Esta enfermedad ha experimentado grandes cambios en todos sus ámbitos, incluyendo también el tratamiento. Los algoritmos del tratamiento, que van desde simples tablas de información hasta esquemas complejos de actuación, son uno de los puntos fuertes en el caso de enfermedades cuyo diagnóstico es clínico. Y los hay en todas las fases, desde que se detecta la enfermedad hasta cuando se necesitan tratamientos más avanzados, de segunda línea.

FLUCTUACIONES MOTORAS Y ACTIVIDAD FÍSICA

Uno de los objetivos principales es acabar con los períodos ON OFF. Este suceso suele aparecer cuando la enfermad ha avanzado, y se tiene menos dopamina. Los medicamentos funcionan un tiempo, y controlan los síntomas (ON) pero dejan de hacer efecto y los síntomas empeoran visiblemente (OFF). Lo mejor para el paciente y su calidad de vida es que la medida de levodopa en sangre se mantuviera siempre en un nivel adecuado.

Si se detectan estas fluctuaciones, lo mejor es acudir al especialista cuanto antes. Y, para ello, se debe llevar un diario de fluctuaciones, que señale los puntos críticos y los periodos de calma. La figura del cuidador cobra más importancia en estos supuestos.

Y ya existen aplicaciones que fomentan el ejercicio físico entre las personas afectadas por el mal de Parkinson. Muchas de ellas también tienen consejos para incorporar en la rutina. No hay que olvidar que el tratamiento es también una forma de garantizar que el día a día sea lo más cómodo posible.

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    AUTOR
    Dr. Eric Freire

    NEURÓLOGO