Si eres paciente de párkinson, incluye el ejercicio en tu rutina

Quedarse quieto no es una opción para el paciente de párkinson

La enfermedad de Parkinson se trata de múltiples formas. Los síntomas son diversos, pero comienzan siendo pocos y leves. Por desgracia, la neurodegeneración avanza y con ella las complicaciones y los efectos. Por suerte, contamos con terapias muy útiles para apaciguarlas, aunque pocas cosas son mejores para la rutina del paciente que el ejercicio físico.

Los síntomas motores son los más conocidos. El temblor, las caídas, la lentitud y la rigidez corporal son los más característicos. ¿Se pueden combatir estas limitaciones gracias a la ayuda del deporte?

Los síntomas no motores son menos conocidos, pero pueden aparecer antes que los anteriores. Problemas psicoafectivos, sociales, psicológicos y trastornos del sueño, por nombrar algunos. ¿Ayuda el ejercicio físico a retrasar el empeoramiento de estos síntomas?

Las ventajas del ejercicio en la enfermedad de Parkinson

La vida sedentaria no es beneficiosa para nadie, mucho menos para los afectados por enfermedades neurodegenerativas. Según los expertos, realizar ejercicio físico provoca un subidón de antioxidantes, de dopamina y sus transportadores. Las consecuencias son:

  • Mejora de la plasticidad y protección del cerebro.
  • Estrés oxidativo.
  • Disfunción mitocondrial.

En definitiva, previene o retrasa la enfermedad, y también mejora nuestras funciones y aumenta la calidad de vida. Pero recuerda: cada caso es diferente, no te olvides de…

Consultar al especialista de párkinson

Es el neurólogo el que debe dar el visto bueno al programa de entrenamiento seleccionado. Lo más probable es que recomiende una prueba de esfuerzo, para estudiar el caso.

La planificación de una rutina deportiva, si es posible, debería ser supervisada por un fisioterapeuta, un especialista en preparación física e incluso un terapeuta ocupacional.

Tipos de ejercicio físico en párkinson

En general, las siguientes actividades están recomendadas para todos los pacientes, debido a la mejora que se ha visto en diferentes estudios:

  • Rigidez. Beneficiosos para contrarrestar la rigidez muscular y aumentar el margen de movimiento.
  • Respiración. El efecto relajante y de control muscular hace de la respiración una necesidad básica en todo paciente.
  • Fuerza. Mantenemos la fuerza de los grupos musculares. Recuerda: deja que un profesional te aconseje el peso idóneo.
  • Ejercicio aeróbico. Nadar, bicicleta, running… al menos tres veces por semana durante mínimo 20 minutos.
  • Marcha y equilibrio. Desplazamiento, autonomía y equilibrio se verán reforzados con esta actividad. Procura mantener una postura erguida (y así corriges un futuro trastorno de postura) y da pasos lo más grandes posible.
  • Ejercicios faciales. Un espejo y todas las expresiones que seas capaz de mostrar, exagerándolo lo máximo posible.
  • Taichi y actividades de baile. Mejora el equilibrio, la amplitud de paso y disminuye los episodios de bloqueo y caídas.

¿Y qué pasa con los síntomas no motores? Un estudio, que nos cuenta de forma más amplia la web de Fundación Degén, está investigando si los beneficios de los ejercicios cognitivos son iguales a los físicos para el déficit cognitivo leve (problemas de atención, memoria). Es el primero de su categoría con un objetivo claro: analizar qué rutina de actividades es mejor según el paciente.

Y recuerda: no todo son fármacos en párkinson. Hay numerosas actividades que mejoran la calidad de vida del paciente.